10.17.2013

S. C. de Bariloche

Semana Musical Llao Llao
Una historia, el arte, la música

El relato musicalizado de una historia puede conllevar una moraleja que perdure y traspase fronteras. La Historia del Soldado de Igor Stravinsky (1882-1971) fue recreada en el Llao Llao Hotel & Resort por Pablo Saraví (violín), Daniel Crespo (trompeta), Mariano Rey (clarinete), Pablo Fenoglio (trombón), Gabriel La Rocca (fagot), Oscar Carnero (contrabajo), Juan Ignacio Ferreiros (percusión), José Luis Juri (piano) y Gabriel Centeno (relato) bajo la dirección de Andrés Tolcachir.
La velada comenzó con la interpretación de Rapsodia para clarinete y piano y Sonata para violín y piano de Claude Debussy (1862-1918).

Durante la presentación, el especialista Marcelo Arce mencionó a Debussy como el creador impresionista que logró llevar la música a la altura estética de otras artes.
Con el siglo XX, dijo, avanza una maravillosa posibilidad que Debussy aprovecha. Luego de haber llegado a la cumbre, “podría haberse quedado dormido en laureles pero creó El mar, su obra máxima, en 1905”.
A los 17 años recibió una nota “del Comité Superior del Conservatorio de París recomendándole no dedicarse a la música y buscar alguna otra actividad para ganarse el sustento. En 1909 el mismo conservatorio lo designa miembro de honor del comité. “Aceptó pensando que era una oportunidad para imponer ideas nuevas”. Como condición debía presentar una obra, pieza que integraría los exámenes de los alumnos. Así “crea la Rapsodia para clarinete y piano que escucharemos en primer término que contiene todos los matices habidos y por haber, es muy difícil, requiere sutileza. Es una obra perfumada, plagada de matices”, aportó.
Tras tamaña descripción, fueron luego el clarinetista Mariano Rey y el pianista José Luis Juri los encargados de aceptar el desafío, que fue exitosamente superado.

Luego llegaría la interpretación de la Sonata para violín y piano. Los datos aportados por Arce generaron expectativa ya que señaló que al iniciar el proceso creativo Debussy sabía que estaba enfermo. Escribe entonces que “esta obra es una máscara de alegría artificial” pero pretendía que el mundo la viera “como una máscara sonriente”.
El violín ejecutado por Pablo Saraví y el piano, por Juri fueron mensajeros de aquel legado.

Amante de España, del espíritu ibérico, de la sonrisa eterna, de la alegría constante de su hija –que falleció pocos meses después que él, a los 14 años-, según refiriera Arce sobre Debussy, a pesar de las dolencias “no dejaba de sonreir”.

Habiendo retomado sus ubicaciones los asistentes tras breve intervalo, llegó la obra de Igor Stravinsky, “el Beethoven del siglo XX. Sus nueve ballets equivalen a las nueve sinfonías”, comparó Arce.
El compositor ruso “alcanza su punto culminante con Consagración de la primavera”. De familia aristocrática, teme seguir el camino impuesto por aires revolucionarios.  El panorama es sombrío, su hermano había muerto en el frente búlgaro. “Igor tiene cuatro hijos y ve que la revolución empieza a confiscar bienes, la compañía de ballet había dejado de funcionar y no recibía encargos, su casa había desaparecido por efecto de un incendio”. Decide entonces escapar a Suiza.
En Italia un amigo le presentó a Pablo Picasso, “su equivalente en pintura. Picasso adoraba a Stravinsky. Le obsequió un dibujo: un hombre arrojado sobre un piano, del cuerpo salen como circunvalaciones y laberintos”. Ambos retomaron sus viajes, con distintos destinos. “La policía revisa las pertenencias (del músico), ve el papel y lo confunde con un plan estratégico de ataque. Permaneció cuatro días preso”, comentó Arce.

Fueron los cuentos rusos antiguos con sentencias al final, la economía de guerra y la proposición de encarar la creación de una compañía de teatro que llevara una historia de pueblo en pueblo la que lo decidió a escribir La historia del soldado cuya composición concluyó en octubre de 1918. Al mes siguiente fue estrenada con gran éxito. Aristócratas rusos refugiados en Suiza le propusieron contribuir con una gira por el país pero “uno a uno fueron contrayendo la gripe española”.

Refiriéndose específicamente a la conformación de la obra, Arce detalló que la integran nueve partes que el propio autor describió como una “sucesión de escenas para ser leídas, actuadas o danzadas”. Originalmente tres actores interpretan al diablo, la princesa y el soldado ubicados a la izquierda; el narrador, y a la derecha, los siete músicos sobre una tarima con forma de tambor.
“Es una suerte poder verla. El texto fue traducido a distintos idiomas, Rafael Alberti lo hizo al castellano. La que escucharemos hoy es de Víctor Torres y el narrador interpreta los tres personajes”.
El núcleo musical está basado en La marcha del soldado originada en una melodía que Stravinsky escuchó de un gitano. “Es una obra bellísima desde todo punto de vista. Stravinsky decía que debía cuidar la moraleja. Felices ustedes por poder apreciar esta maravilla”, concluyó.

“Señoras y señores, aquí comienza la historia del soldado”, son las primeras palabras del relator que va narrando situaciones y diálogos. La música crea ambientes. Es la historia de José, un soldado que de regreso a su casa encuentra al diablo que le ofrece cambiar su pequeño violín por un libro que posee el poder de trocar lectura por dinero. Aunque José no sepa leer.
“Entre el campo y la ciudad, un soldado a casa va…” pero habiendo aceptado alojarse tres días con su ocasional compañero de viaje, al llegar a su pueblo descubre que pasaron tres años. “Cosas vacías, sólo una cáscara. Muerto entre los vivos”, son algunas de las expresiones del protagonista.
A pesar de poseer el dinero que le proporciona el libro, no halla la felicidad. Enterado de que la princesa está enferma, decide ir a salvarla e intentar encontrar el amor.
Recuperado el violín, gana la batalla mantenida con el diablo por el amor de la princesa.
“No hay que agregar a lo que se ha tenido.
“No se es al mismo tiempo quien se es y quien se ha sido.
“Saber elegir, no se puede tener todo, está prohibido.
“Una alegría es toda la alegría, dos es como si no hubiese existido”.

Un día ella dice: no sé nada de vos, contame de vos. Y retorna el recuerdo del pueblo y la madre. Decide el retorno al hogar junto a la princesa. “Él cruza la frontera, la princesa se queda”. El diablo con el violín en su poder. El soldado agacha cabeza y comienza a seguir al diablo sin resistirse.

Los tambores anuncian el final. Cual acelerados latidos del corazón, dan paso al silencio.

Hoy, Recital de Violín y Piano
  
Las intérpretes italianas Francesca Dego y Francesca Leonardi ofrecerán hoy jueves, a partir de las 20, Sonata para violín y piano en La mayor Nro. 2, Op. 12 y Sonata para violín y piano en Sol Mayor Nro. 3, Op.30 de Ludwig van Beethoven (1770-1827),  Sonata para violín y piano, Op. 119 de Francis Poulenc (1899-1963), Después de un sueño de Gabriel Fauré (1845-1924) y Tzigane, Rapsodia de concierto para violín y piano de Maurice Ravel (1875-1937).

Informes

Interesados en reservar sus localidades para los conciertos pueden comunicarse telefónicamente llamando al (0294) 15 456 4093; por mail, escribiendo a semanamusical.bariloche@gmail.com o personalmente, en la oficina de Turacción -Avenida San Martín 485- o en la mesa de informes dispuesta en el Llao Llao Hotel & Resort.
Quienes lo deseen pueden acceder a la programación completa y otros datos a través de www.semanamusicalbariloche.com o en la página en Facebook Semana Musical Bariloche.


                                




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